LA REFORMA DE LAS PENSIONES: HISTORIA DE UN ENGAÑO

09/03/2011, Jesús Jiménez Martín, Granada

La reforma de las pensiones emprendida por el Gobierno, no es una medida aislada que intente paliar la supuesta inviabilidad del sistema de pensiones español a largo plazo, derivado del crecimiento del número de pensionistas, sino que es una medida que está integrada en el proceso de privatización de todos los servicios sociales que se está llevando a cabo en España.

La inevitabilidad de la reforma de las pensiones es el discurso neoliberal que los Think Tank más poderosos han puesto en boca de los supuestos representantes de los ciudadanos, nuestros políticos. Pero es un discurso falaz que engaña al pueblo con la inestimable ayuda de los medios de comunicación, que a base de repetirlos una y otra vez han terminado por hacernos creer dichos argumentos.reformas”, según una encuesta del periódico El Público (8-Feb-2010), el 74% de la encuestados no estaba de acuerdo con que elevar la edad de jubilación es indispensable para evitar la quiebra del sistema”. Y el 67% pensó que era falso que no haya otro remedio para asegurar el futuro de las pensiones.”


¿Por qué es una falacia la argumentación del Gobierno para reformar las pensiones?

Porque a la hora de calcular el gasto en pensiones hay que tener presente el incremento de la productividad en las estimaciones de dicho cálculo. El Gobierno sólo tiene en cuenta el incremento del gasto en pensiones en base a la productividad actual. Si atendemos a las propias estimaciones del Gobierno, el incremento de la productividad en España para los próximos 40 años será de 2,5% de promedio. Esto supone que la productividad tiende a incrementarse más que los gastos en pensiones (según el modelo anterior a la actual reforma de las pensiones, con jubilaciones a los 65 años y con la base de cálculo en 15 años), incluso haciendo descender el coste de las pensiones sobre el total del PIB, aunque aumente el número de pensionistas. 

El gobierno dice que el estado no dispone de recursos suficientes para atender indefinidamente las pensiones, pero en cuanto a la patronal y los y banqueros es al revés: esa es la lógica del sistema capitalista y el único mensaje que lanzan tanto el gobierno del PSOE como el PP y los demás partidos que defienden el modelo capitalista. Sin embargo, cuando los capitalistas hablan de que las pensiones deben reformarse, no se refieren a las suyas. Por ejemplo, Ana Botín, la presidenta del Banesto, hizo público que su plan de pensiones engordó en 2 millones de euros, con lo que consolida unos derechos acumulados de 23,7 millones de euros. Esto le garantiza 3 millones de euros al año, mientras que la pensión media de un trabajador español está en €675,95 al mes. Es más, el plan de pensiones medio de los 16 consejeros ejecutivos de los cuatro principales bancos españoles es de 26 millones de euros. Van desde los 80 millones del vicepresidente del Santander, Alfredo Sáez, o los 72,5 del presidente del BBVA, Francisco González, a los 25,5 del presidente del Santander, Emilio Botín, y los 23,7 de su hija en el Banesto. 

En el año 2010 entre los cinco bancos que cotizan en el Ibex-35 y las siete mayores cajas acumularon 524 millones de euros de beneficios. Pero en realidad son los trabajadores españoles quienes han acumulado ese dinero para garantizar las pensiones del señor Botín y sus amigos. ¡Encima son las mismas entidades a las que el gobierno ha entregado 400.000 millones de euros en planes de rescate! Y peor todavía, las cúpulas del Santander y del BBVA han diseñado el plan de ajuste que ahora está ejecutando el gobierno de Zapatero. Por lo tanto, no es que los recursos sean insuficientes para garantizar y mejorar las pensiones; el problema es que los recursos no se quedan en nuestras manos. Por eso es necesario que los sindicatos adopten una alternativa socialista y exijan la nacionalización del sector bancario bajo el control democrático de los trabajadores.

¿Entonces, por qué el gobierno reforma las pensiones? 

La respuesta es clara: se quiere estimular, de forma generalizada, la contratación de planes de pensiones privados; ya que con la actual reforma, difícilmente los jóvenes de ahora podrán cobrar el 100% de su pensión. Por otro lado, esta contratación generalizada de planes de pensiones privados también supondrá un aliento de capital líquido para las grandes aseguradoras y bancos, por lo que ya no tendrá que ser el Gobierno, como órgano interpuesto, quien le dé nuestro dinero a los bancos, sino que seremos los propios trabajadores quienes estemos recapitalizando las entidades de crédito privadas.

Todo esto es el primer paso para la privatización total del sistema de pensiones, y supone una avanzadilla de lo que vendrá después: la progresiva privatización de la sanidad, la educación y un cada vez más reducido sector público. Por eso es imprescindible que hagamos una campaña en contra del cambio del sistema de pensiones. 

La reforma de las pensiones no es más que uno de una serie de ataques contra la clase trabajadora, pero todavía podemos pararlo. Está claro que tenemos que luchar en contra de las llamadas reformas, pero también tenemos que acabar con el sistema que amenaza a nuestras pensiones, el sistema capitalista, y sustituirlo por un sistema socialista. Los sindicatos deberían tomar el primar paso en organizar una serie de protestas como ésta, junto con mítines y reuniones en cada pueblo y cada barrio, explicando por qué no podemos aceptar el cambio y con el fin de construir comités para apoyar otra huelga general si el gobierno no retira sus planes. Al mismo tiempo los sindicatos y IU deberían luchar por un incremento de las pensiones y una reducción de la edad jubilación a los 60 años. Eso también permitirá crear más empleo para los jóvenes.


  • Aumentar el valor de las pensiones un 50%
  • Reducir la edad de jubilación a los 60 años 
  • La nacionalización del sector bancario bajo el control democrático de los trabajadores
  • Otra Huelga General de 24 horas como primer paso de la lucha para acabar con la Reforma de las Pensiones