29/12/2013, Socialismo Revolucionario. Publicado originalmente en la 1ª Hoja Informativa para Madrid del 23 de diciembre.
Desde el pasado 6 de diciembre las trabajadoras y trabajadores de la Lavandería Hospitalaria Central encargada del lavado de ropa de los 19 hospitales madrileños están en huelga indefinida. El motivo es su negativa a aceptar el empeoramiento de las condiciones laborales que la empresa adjudicataria, FLISA, del grupo ONCE, les quiere imponer. Estas condiciones incluyen una rebaja salarial del 43%, la ampliación de jornada de 37,5 a 40 horas y la instauración de turnos rotatorios.
La empresa adjudicataria FLISA pertenece al grupo ONCE y tiene 27 lavanderías en todo el estado español con más de 3000 trabajadores, de los que el 86% son personas con discapacidad.
A pesar de que la Consejería, como parte interesada del conflicto, les ha impuesto unos servicios mínimos cercanos al 50%, la huelga ha tenido un seguimiento de la casi totalidad de los/as 117 trabajadores/as de la plantilla y el apoyo y solidaridad de los/as trabajadores/as de los hospitales en las concentraciones realizadas en la práctica totalidad de los hospitales de la región.
Según la Federación de Sanidad de CCOO y desde el inicio del conflicto, la empresa Flisa está subcontratando con otras empresas el servicio de recogida y transporte para realizar las funciones de los trabajadores que están ejerciendo su derecho a la huelga (como es el caso de conductores). Llegan camiones con ropa sucia de hospitales de la red sanitaria madrileña (como el Hospital de Getafe), mientras que los de la lavandería hospitalaria de Mejorada del Campo — que están realizando los servicios mínimos — permanecen en el centro sin hacer nada.
El origen del conflicto se remonta al pasado mes de agosto cuando el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid, dentro de su estrategia privatizadora de la sanidad, aprobó adjudicar el servicio a una empresa privada aduciendo o la necesidad de ahorro como justificación.
Como ha pasado en otras ocasiones, esta privatización se ha hecho en detrimento de la calidad del servicio (la ropa llega a los hospitales en peores condiciones y los horarios de entrega y recogida son irregulares) y de las condiciones laborales (reducción de la plantilla y empeoramiento de las condiciones laborales).
La Comunidad de Madrid ha intentado hacer de estas trabajadoras un chivo expiatorio y resarcirse de las derrotas ,relativas pero dañinas a nivel de imagen pública, que ha tenido en las huelgas de los/as trabajadores/as de limpieza viaria y jardinería y los del alumbrado. Por ello se ha aprovechando de la peculiar situación laboral del colectivo trabajando en un centro con apariencia de ajeno a la asistencia sanitaria, sin comité de empresa propio y golpeado por un reciente recorte de plantilla. De hecho si bien la organización de la movilización está basada en la asamblea de los trabajadores, la mayoría de los cuales está afiliado a la Asociación de Empleados que ellos crearon hace meses, la huelga ha sido convocada por CCOO, dado que la Asociación no tiene capacidad jurídica para ello.
Como señala la Plataforma Asamblearia de Trabajadores y Usuarios por la Salud “El fracaso, aunque sea provisional, en la privatización completa de los seis hospitales, ha llevado al PP a sustituir el ataque frontal y generalizado por ataques parciales y, aparentemente, desligados los unos de los otros, pero permanentes. Esperando que las reacciones sean también locales y sin conexión. Es decir, el gobierno regional no ha renunciado al proceso privatizador, sino que va dando pasos uno tras otro: la Lavandería, el Centro de Extracciones de Sangre, los almacenes del hospital de Alcalá de Henares, no son casos aislados, sino eslabones de una larga cadena.
Los/as trabajadores/as de Lavandería están demostrando que su decisión de luchar es muy fuerte. Esta decisión se pone de manifiesto en sus asambleas en las que deciden lo que van a hacer y en el apoyo de sus familias. Hasta el momento su moral es muy alta pero tanto la Consejería como la ONCE cuentan con eso terminará pronto porque no podrán aguantar.
Por eso es tan importante la solidaridad y recuperar la unidad entre los trabajadores porque su caso no es ni mucho menos una excepción y a todos, antes o después, nos va a golpear el proceso privatizador. Todo para que aumenten las ganancias de los bancos, grandes empresas y empresas que se autodenominan “sin ánimo de lucro” como la ONCE.