Intensifiquemos la lucha. Una sola huelga general no es suficiente.
Es necesario una campaña sostenida de movilizaciones y huelgas, para imponer una política social a la reforma laboral, los recortes sociales y otras políticas antiobreras.
25/03/2013, Socialismo Revolucionario
La huelga general en curso, es sólo un primer paso. Como ya hemos visto en el ejemplo griego (con más de 18 huelgas generales convocadas hasta la fecha), una sola huelga general aislada, es por sí sola insuficiente, si no va proseguida de un plan de movilizaciones y huelgas.
Sólo una lucha económica sostenida, representa una amenaza suficiente para la patronal, el capital financiero, el FMI y el gobierno.
Por un sindicalismo combativo, para acabar con las convocatorias simbólicas, el inmovilismo de los dirigentes, y la "paz social", a favor del empresario
La reforma laboral supone el mayor ataque contra las conquistas de la clase trabajadora, en términos de derechos laborales, desde los primeros tiempos del franquismo. Refleja la lógica brutal del sistema en sus medidas para “salir” de la crisis, abaratando los despidos cuando la cifra sobrepasa los 5 millones de parados y más de la mitad de la juventud se encuentran sin trabajo, entre otros ataques graves.
Pero esta reforma sólo representa el comienzo. Forma parte de una agenda de precariedad, miseria y recortes. Rajoy, Rubalcaba, y el duetto Merkel-Sarkozy, a coro con los grandes medios de comunicación, dicen que éste es el único camino posible, que hay que pagar la deuda y "tranquilizar" a los insaciables "mercados". Han construido un consenso alrededor de estas políticas, con las que sangran a la sociedad, a favor de la patronal y los bancos.
Pero sabemos que esto es mentira, la "austeridad" de Zapatero y ahora de Rajoy no ha conseguido mejorar de ninguna forma el impacto de la crisis del desempleo. No ha conseguido solventar el pozo sin fondo de la deuda, ni tranquilizar a los mercados que, a semejanza de los antiguos aztecas, siguen pidiéndonos sácrificios, para que vuelva a salir el sol. Está cada vez más claro, para un sector cada vez más amplio de la clase trabajadora y la juventud, que estas políticas sólo nos llevarán de cabeza al desastre. No nos queda más opción que luchar por un camino alternativo.
Pongamos fecha ya a una segunda huelga general de 48 horas
Esta huelga nos ha servido para dar una muestra del poder de la clase trabajadora. Y sólo ha sido posible como resultado de la presión de las masas en las últimas movilizaciones, y en la base de los sindicatos, desde el anuncio de la contrarreforma. Esta presión, se ha reflejado en un giro hacia la izquierda cada vez mayor, por parte de las reaccionarias cúpulas sindicales de CCOO y UGT. Es así una primera conquista. Pero con esto, no es suficiente. Es necesario organizarse desde abajo. No podemos limitarnos a ir a rebufo por parte de los actuales dirigentes, que pretendían posponer la convocatoria de la huelga, en un inicio, al mes de Mayo; y sólo se han visto forzados a adelantar la huelga general al 29-M por la presión de sus propias bases, ante la iniciativa de los sindicatos vascos. Por ese motivo, debemos seguir ejerciendo presión a las direcciones vende-obreras de los sindicatos, y asegurarnos que éstas no pacten, una vez más, una nueva derrota vergonzante, como la que pactaron después de la huelga general del 29-S de 2010.
Es necesario organizarse en Asambleas y Comités de Huelga abiertos a todos los trabajadores, con independencia de su filiación sindical, estén o no afiliados a un sindicato, en Asambleas de Vecinos en cada barrio, y convocar en Asambleas de Alumnos de Facultad e Instituto a los estudiantes, llamándolos a dar apoyo, movilizar y adherirse a esta huelga. El objetivo: debatir las estrategias de la lucha, sobre cómo proseguir la movilización después del 29-M, sobre si convocar o no, una 2ª huelga general de mayor duración, y otras medidas de movilización y protesta. Lo que tenemos claro es que para poder frenar la ofensiva en curso de la patronal, el gobierno y el capitalismo financiero, una única huelga no será suficiente.
Hemos visto la resistencia heroica de la población trabajadora en Grecia, con 18 huelgas generales aisladas. Si algo aprendemos de su ejemplo, es que sin un plan sostenido de lucha, sin una serie de huelgas que intensifiquen paulatinamente la lucha y den continuidad, los trabajadores nos veremos impotentes en evitar que implanten sus políticas antiobreras, o que las cúpulas sindicales reincidan en pactar una derrota tras otra.
Es necesario poner ya fecha para una huelga general de 48 horas, con la amenaza de huelgas de duración mayor, en caso de ser necesarias, para aplastar la reforma. Con una unidad entre los activistas y sindicalistas de base alrededor de esta demanda, sería posible llevarlo a cabo, tal y como hemos conseguido imponer la convocatoria de hoy. Para ello, es necesario coordinar la lucha desde abajo, desbordar y reemplazar a las actuales cúpulas dirigentes derechistas, y luchar por un modelo de sindicalismo combativo, de clase y democrático, que los sindicalistas y trabajadores luchadores merecen. Debemos recuperar el control de nuestros sindicatos.
Resistamos la ofensiva anti-sindical del capital. No al chantaje de los “servicios mínimos”
Además de sangrar a la mayoría social, los gobiernos de los mercados están aumentando las medidas de coerción para reprimir la contestación social, como ya hemos visto en Valencia. Ahora, van por los sindicatos y el derecho a huelga. Intentan prohibir piquetes efectivos; recientemente, el gobierno de Duran i Lléida en Catalunya, exigió el fortalecimiento de las leyes anti-sindicales, para limitar aún mas el derecho a huelga. O utilizan ya la ley de “servicios mínimos” como un instrumento de chantaje, imponiendo mínimos abusivos que niegan el impacto de la huelga. Ante pretensiones así, los movimientos obrero, estudiantil y sociales, tienen que defender los derechos y organizaciones sindicales sin la menor ambigüedad. Las críticas legítimas de la base sindical y de la izquierda hacia las cúpulas no tienen nada que ver con los intereses de la patronal y del sistema en debilitar el movimiento sindical. Los “servicios mínimos” necesarios deberían ser establecidos por los trabajadores democráticamente, no dictados por el gobierno o la patronal.
La crisis internacional, también supone la necesidad de una estrategia de resistencia y lucha internacional coordinada. Hay ya convocatorias de huelga general sobre la mesa en varios países, como la que tuvo lugar en Portugal el 22-M. Pero no hay ninguna estrategia o plan para coordinarlas. Las próximas huelgas ibéricas, y más alla de la “periferia” de Europa, deberían ser simultaneadas y coordinadas, con la perspectiva de una huelga general Europea, que sacudiría el sistema mercantil del continente.
También es necesario armarnos con alternativas políticas, las cuales ya existen. La izquierda tiene una responsabilidad histórica en este sentido, de plantear y popularizar alternativas contundentes, las cuales pasan por el rechazo y la cancelación del pago de la deuda especulativa, que no es nuestra, es fruto de la acción especulativa de los bancos privados; o la nacionalización de la banca y sectores estratégicos de la economía bajo del control democrático para poder llevar a cabo una política ofensiva de inversión masiva pública en empleo y servicios sociales de calidad. Con políticas así, contraponemos el carácter democrático de un sistema de gobierno que dé participación a la amplia masa de los trabajadores, a la dictadura actual de los mercados y el capital. Sólo así, los movimientos juveniles y obrero, tienen a su alcance la puerta libre para avanzar hacia la trasformación total de la sociedad, hacia la reconstrucción total de la economía bajo nuevas formas socialistas, al servicio del pueblo, e ir solucionando, uno tras otro, los problemas fundamentales de la clase obrera y de la amplia mayoría de la sociedad.